Diseñadores : MÁS ALLÁ DEL VALLE DE LAS MUÑECAS.

Estos dos de aquí arriba que parecen poco menos que primos-hermanos son un par de holandeses que sólo comparten su amor por las cosas bellas y su enorme creatividad, el hecho que sean casi clónicos se me escapa aunque será por aquello de "dos que cosen en la misma maison, se vuelven de la misma condición".

VIKTOR & ROLF se conocieron siendo estudiantes, y mientras se preparaban entre tulipanes, zuecos y molinos fueron tramando una especie de revolución silenciosa para dinamitar el mundo de la moda.

Lo mismo te ponían a las modelis todo comodonas a rivalizar con Lorenzo Lamas ("el rey de las camas") en vestidos-edredón con cojines y todo, que te las vestían de "matrioskas" , lo mismo protestaban por la velocidad vertiginosa de la moda con abrigos con mensajes de negación ideales para sacarle los ojos al que tengamos enfrente que colgaban a las sufridas "pasareleras" de unos focos que de aparatosos resultaban fascinantes.

Para muestra unas foteles:

Me encantan en su extrema locura, pero lo que más me gusta de este par son sus complementos (impresionantes) :

Y me gustan sus tiendas, tuve la suerte de ver "in situ" la de Milán antes de su clausura y puedo decir que es la experiencia más gozosa que el que aquí escribe ha tenido en un establecimiento comercial...y no, la foto no está al revés! La tienda es así, boca abajo (no podía dejar de pensar en el pobre desgraciado al que le tocó poner el parquet en el techo)

Como no todos somos Roisyn Murphy ni Björk, pues los muchachos estos no debían vender mucho, pero Enzo Rosso el dueño de DIESEL se fijó en ellos y compró gran parte de su accionariado. A mi estas cosas me dan más pena que alegría ya que los veo en dos días haciendo camisetas para que Mr. Rosso se quede contento con las cuentas.

Nadie dijo que ser genial fuese fácil. Por lo menos estarán lo suficientemente saneados en los años venideros para seguir sorprendiéndonos de vez en cuando:

Y si la cosa se va a la mierda, siempre nos quedarán sus muñecas:

Ahora que McQueen ha palmado solamente me queda la esperanza de que el cine se fije en estos dos y nos regalen algún vestuario imposible que nos deje ojipláticos perdidos.

De momento, por nombrarla, me han entrado ganas de ver a las ubre-heroínas de Russ Meyer en alguna gamberrada de las suyas.