Julian Schnabel es ese hombre a una barriga pegada al que todos deberíamos agradecer que sólo haga acto de presencia en los actos estivales con el fin de ahorrarnos verle en skijama.
Siendo sincero, su obra como pintor me deja bastante frío. Me lo imagino en medio de la noche jodiendo la marrana a sus vecinos mientras destroza su vajilla de San Claudio contra la pared para luego reutilizarla en eso que algunos llaman arte.
Creo que lo mejor que ha hecho este hombre lleva por nombre Olatz, que es como una especie de "maggiorata" pero en vasco, que viene a ser lo mismo pero con las tetas más gordas. Elegante, rotundamente hermosa, carnal y con cara de meretriz.
Puta en la cama y señora en el Kursaal.
El genio incomprendido , después de acabar con la loza de todo Tribeca, medio Donosti y siendo declarada "persona non grata" en la hermosa localidad de Limoges decidió que era hora de tocar otros palos y allá que se metió a cineasta.
Para su primera obra decidió rendir homenaje a su gran amigo Jean-Michel Basquiat, un negrito muy mono, muy pobre y muy yonki que hizo gracia en su momento entre la "beautiful people" neoyorkina y al que luego desterraron para coger a otra marioneta que les bailara el agua. La película era un horror de la que sólo recuerdo mil y un cameos y la presencia de ese bellezón escaso de talento llamado Claire Forlani a la que la televisión ya ha puesto en el sitio que se merece: Las tv-movies.
Luego "pijama-boy" se creyó David Lean y quiso ser un poco más épico. "Antes que anochezca" está llena de grandes actuaciones lideradas por un Bardem inmenso, un montaje que falla por todos lados, un metraje excesivo, unos personajes mal definidos y poco más.
Pero entonces pasó lo inesperado. Schnabel se volvió humilde!!! Alabado sea Yves Saint Laurent!!!
Cogió una hermosa novela basada en un hecho real y nos regaló la imponente y pluscuamperfecta "La escafandra y la mariposa".
Todo en ella funciona, desde Mathieu Amalric hasta unos secundarios soberbios que consiguen transmitirnos el aterrador momento por el que pasan. Mención especial para Max Von Sydow, que con su poco tiempo en pantalla consigue ponerme los pelos de la espalda como púas de puercoespín y a Anne Consigny, una actriz que ya consiguió descolocarme en “El Extraño”.
Dulzura a raudales la que irradia esta mujer francesa de mirada franca e interpretaciones magistrales.
Y es que juro por los gemelos de Ana Rosa Quintana que no me gusta nada la voz en off, pero he de reconocer que Julian Schnabel plantea un film donde esta es motor principal para que la mariposa escape de su escafandra; y junto a la música de Paul Cantelon, nos arropa durante todo el metraje.
Por último, y ya consciente de que estoy hablando para la nada más absoluta (cosa que me pasa más a menudo de lo que quisiera) mencionar el impresionante trabajo de Janusz Kaminski, ese director de cine que ilumina todo hasta el exceso creando la sensación de que estamos de resaca en una playa de Nerja en pleno Agosto, pero que aquí se interna dentro del protagonista para provocarnos esa sensación de desolación, logrando con creces apropiar el estremecimiento en cada toma. Detalles como la inclinación de la cámara, que indica la mirada de Jean-do, bastan para alabar el genio de Kaminski.
Mil perdones por no haber apreciado su sensibilidad hasta día de hoy y solamente alabar las tetas de su mujer Mr. Schnabel. No lo haré más.
Hace 20 horas
3 comentarios:
Espero que sea verdad todo lo que dice porque este fin de semana, que no voy a salir, he planeado ver esta y Marruecos.
Lo es lo es. Es densa y dura, pero superbonita.
Está mal que yo lo diga,pero..qué grande eres Cholín
(Vaya odisea para ponerte una mierda de comentario)
(www.mestáncreciendolasdomingas.com)
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