"Soy una mujer rota y tan solo tengo 43 años"
Algo tan demoledor solamente puede brotar por labios de Romy Schneider, aquella austriaca de belleza superlativa e infinito talento que buscaba la felicidad de manera obsesiva y como tal, siempre se le acababa escapando.
Zampabollos pizpireta en su adolescencia, nos atormentó con una inefable trilogía en tonos pastel y toneladas de ñoñez que el gobierno austriaco financió para mayor gloria de la memoria de la mayor bulímica del reino: la emperatriz Sissi.
Horribles se cojan por donde se cojan y si se deja de lado la nostalgia.
Pero la niña creció, sus facciones mofletudas dieron paso a unos pómulos perfectamente esculpidos y las dotes interpretativas aparecieron como a algunos nos aparece el primer vello púbico.
Lógico y normal que toda la intelectualidad cinematográfica internacional quisiese contar con ella. Desde Orson Welles en "El proceso" , una pesadilla kafkiana que por muchas veces vista jamás entenderé, hasta locuras psicotrópicas propias de la época como ¿Qué tal Pussycat? de Clive Donner.
Luego vinieron Joseph Lossey, Otto Preminger, Robert Siodmak, Lucchino Visconti, Clouzot, Dassin, Sautet, Deville, Zulawski, Tavernier o Costa-Gavras.
Ya convertida en actriz de cierto prestigio y relumbrón, conoce a Alain Delon, y empiezan sus desgracias...
La pareja más hermosa de la historia del cine por mucho que en la actualidad nos pongan a unos chonis como "Brangelina" como ejemplo de glamour tenían demasiados cadáveres en la recámara.
Hermosos pero atormentados. Gritos, celos, rupturas, nuevos comienzos y sobre todo Visconti.
El apolíneo Delon no tenía muy claro el uso de los orificios corporales y cuales eran de salida y cuales de entrada. Abrumado por la inteligencia, cultura y tierna personalidad del gran Lucchino Visconti , Delon se pasa temporadas enteras practicando hábitos sexuales de dudosa moralidad en ciertas islas jamaicanas mientras Romy llora desconsolada su ausencia, se acuerda de la Sra. Delon y jura que jamás volverá a aceptar en su cama a un sodomita.
Pero sólo los tontos se enamoran , y ella como tonta enamorada vuelve una y otra vez a los brazos del galo.
Por fin, comprendieron que sólo podían ser amigos (los mejores, eso si) y cada uno voló por su cuenta. Romy se preñó, regaló al mundo una hermosa prole, y la desgracia llamó de nuevo a su puerta. Su hijo David, muere a los catorce años del modo más trágico que uno se pueda imaginar.
Diez meses después muere Romy...
Un video maravilloso, de enorme sensualidad, en el que Romy realiza unas pruebas de cámara para "Dans L´Enfer" , la película nunca realizada por Clouzot, que demuestra que eso de que la belleza es subjetiva es una gilipollez más grande que un cagardo en día de resaca:
...qué coño sin palabras!!!! ver a Fabio Testi enamorar a la Schneider o pasear su elegante percha en cosas como "El jardín de los Finzi Contini" para luego acordarme de sus momentos en Gran Hermano Vip zumbándose a Marlenne Morreau hacen que uno se de cuenta que la vida da muchas vueltas.
http://www.youtube.com/watch?v=snl-J9qjm2k&feature=related
1 comentario:
Y jugaba en los jardines de Hitler.
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